Un fractal es objeto que se va repitiendo sucesivamente a una escala cada vez más pequeña y, que idealmente, cuenta con infinitas reiteraciones del objeto que lo ha generado (solo que obviamente, a medida que se incorporan más repeticiones, el objeto se hace tan pequeño que deja de ser apreciable). Este último hecho le otorga a los fractales una curiosa propiedad: cuando se amplía una de sus partes, se observa que mantienen siempre la misma estructura. Por dar un ejemplo, se puede citar la curva de Koch, uno de los primeros fractales que aparecieron y que se genera a partir de un triángulo isósceles que se va repitiendo infinitamente, con la única condición que el triángulo hijo se sitúe en el centro de cada uno de los lados del triángulo padre. Este proceso se puede apreciar en la figura siguiente
Al aumentar una de las zonas del fractal, se aprecia que aparece la forma original.
Aunque un fractal sea considerado como un objeto matemático en sí mismo, cabe destacar que el arte se adelantó a su descubrimiento. De esta manera, el primer fractal creado por el hombre vino de la mano del artista japonés Kanagawa, que en 1830 publicó una estampa en la que aparecía una ola con estructura fractal
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